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sábado, 4 de junio de 2011

La brecha tiende a abrirse

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En los últimos años de Liga hemos asistido a un duelo constante entre Barcelona y Real Madrid por hacerse con el cetro de mejor equipo nacional; un cetro que se han repartido en las últimas 7 ocasiones, 8 en los últimos 10 años. Ésto no tendría nada de extraordinario, pues ha sido una constante en la historia de nuestro campeonato, si no tuviese cómo consecuencia una reflexión algo más preocupante: la diferencia que se ha observado en los últimos años entre los dos grandes del fútbol español y el resto de competidores, cada vez mayor.

El Valencia, en 2004, último equipo que
rompió la hegemonía de los dos grandes.
Y es que en las últimas temporadas se han batido casi todos los récords nacionales: de campeón con más puntos, de subcampeón con más puntos, de jugador con más goles en un año, de partidos consecutivos ganados...algo extraño teniendo en cuenta que la tendencia general en el fútbol es la de reducir diferencias, con equipos cada vez más preparados técnica y tácticamente. Preocupa ver cómo los presupuestos de los dos grandes suben cómo la espuma, lo que se traduce en desembolsos económicos más importantes, y que en muchos casos incluso sirven para debilitar a los rivales comprando a sus mejores jugadores. Mientras, el resto de equipos puede hacer poco por competir con ese derroche; la parte del pastel que les toca no les da para hacer un equipo suficientemente competitivo ni para retener a esos grandes jugadores que buscan títulos y ya saben dónde deben ir para conseguirlos. 

Atrás quedan temporadas más igualadas y emocionantes, cómo a principios de la década pasada, dónde sobre todo Valencia y Deportivo de la Coruña le ponían las cosas difíciles a Madrid y Barça y conseguían "birlarle" algunos títulos, sin olvidar al Sevilla, que también dio guerra, haciendo de ésta la Liga más competida del mundo. Creo que ahora el fútbol español debe hacer una profunda reflexión, incluyendo a los dos grandes; la pregunta es si de verdad interesa que haya tantas diferencias. Es indudable que los enfrentamientos directos entre Barcelona y Madrid han sido últimamente más decisivos que nunca, y eso, claro está, es un caramelo muy goloso para las audiencias, pero nadie puede olvidarse que a éste deporte lo hace grande su imprevisibilidad, aquello de "fútbol son once contra once, y puede pasar de todo", y la chequera de los grandes lo hace cada vez menos imprevisible, menos interesante. Y con la pérdida de interés, ellos mismos podrían acabar por reventar su propia gallina de los huevos de oro. Por suerte, ésto del fútbol es cíclico y el dinero no lo es todo; esperemos, por el bien del espectáculo, que cambie pronto la tendencia y la brecha no siga abriéndose.

En los últimos años la brecha entre los dos primeros y el
resto ha aumentado considerablemente, mientras el tercero
y el cuarto puestos se han mantenido más o menos
constantes. Los años 2002, 2003 y 2004, los más abiertos.

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